ChatGPT diagnosticó el dolor de un niño llamado Alex, de 4 años de edad, quien sufrió durante 3 años de dolor crónico sin que los médicos pudieran encontrar la causa. Visitó a 17 médicos diferentes, pero ninguno pudo dar con el diagnóstico correcto. Finalmente, su madre decidió ingresar todos los síntomas en ChatGPT, que sugirió que Alex podría estar sufriendo del síndrome de médula anclada, una rara enfermedad de la columna.

El síndrome de médula anclada se caracteriza por la formación de adherencias en la médula espinal que limitan su movimiento. En el caso de Alex, su espina bífida era del tipo "oculto", lo que dificultó el diagnóstico. Tras la sugerencia de ChatGPT, su madre encontró un neurocirujano que confirmó el diagnóstico, y Alex fue sometido a una cirugía exitosa.

ChatGPT y medicina

ChatGPT es un tipo de inteligencia artificial que responde en función de la información ingresada, pero no puede reemplazar la experiencia de un médico. Según Andrew Beam, profesor adjunto en Harvard, ChatGPT puede ser un buen compañero en diagnósticos complejos porque ha leído "literalmente toda la Internet". Sin embargo, puede fabricar información cuando no encuentra la respuesta, lo que es especialmente problemático en aplicaciones médicas.

Uso ético de la IA en la medicina

La Asociación Médica Estadounidense (AMA) apoya el uso responsable de IA en medicina, siempre y cuando la seguridad del paciente sea la principal preocupación. Aunque la IA tiene un tremendo potencial, las limitaciones actuales crean riesgos que deben ser gestionados con precaución. Los médicos deben estar conscientes de estos riesgos antes de confiar en herramientas de IA no reguladas.

En este caso, se demostró el potencial de la IA para el diagnóstico médico, al integrar y analizar más información que cada médico individual, identificando una enfermedad poco común. Aunque no se debe seguir ciegamente lo que sugiere una IA, puede ser una herramienta poderosa para guiar a los médicos, especialmente en casos complejos.